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Obras faraónicas obsoletas Vs infraestructuras básicas inexistentes.

  • La renombrada desigualdad social y la inequitativa distribución de los presupuestos federales, estatales y municipales han sido el común denominador de innumerables gobiernos de los tres niveles precitados.
  • Se ha hecho patente y se evidencia su cruda realidad, ante la presencia de fenómenos naturales; como temblores, inundaciones por mencionar solo algunos de ellos; donde las paupérrimas condiciones de vida de muchos mexicanos, se agravan ante su ocurrencia al perder su escaso y necesario mobiliario de sus hogares y muchas ocasiones hasta la vida y la pérdida de su modesta vivienda.

     

    Sin embargo en la mayoría de los casos se agravan las consecuencias de tan indeseables eventos; esencialmente por carecer de los servicios más básicos en sus municipios y/o comunidades; ejemplificativamente, hay hogares sin drenaje, sin agua potable, obra hidráulica, llegan a utilizar fosas sépticas, lo cual condiciona a la inminente aparición de enfermedades propias de estos acontecimientos.

    • Con una visión apartidista cualquier aspiración legítima de los candidatos y a la postre posibles gobernantes; ya no se sostiene con discursos demagógicos; la urgencia de un pueblo agraviado; que sigue sin encontrar una verdadera correspondencia a sus necesidades más básicas del ser humano, en nuestro concepto solo existe para cualquiera de ellos, para una verdadera y profunda trascendencia; de una intentona incipiente de la recomposición del tejido social atender precisamente aquella INFRAESTRUCTURA INEXISTENTES U OBSOLETAS; esto con el fin de contar con una estabilidad duradera en su hogar; al no ver diluido su patrimonio ante tales deficiencias.

     

    • Razonar en contrario y de seguir privilegiando obra no precisamente innecesaria; pero que siga sin atender las imperiosas necesidades que hoy tienen sin hogar a miles de mexicanos; implicará que nadie ha desarrollado conciencia solidaria para los gobernados.

     

     

    • Sociedad Civil, su corresponsabilidad consiste en traducir sus legítimas demandas, penurias y privaciones; en ejercer su derecho a la hora de elegir; la opción que a su juicio conlleve el compromiso para satisfacer verdaderamente las mismas. Los criterios y conductas clientelares; observados durante décadas y que no obstante su origen del siglo pasado; hoy subsisten; son en gran parte artífices del desastre que padecen; razón por la cual, la “gorra”, el “ termo”, la “torta”o la dádiva fácil individual; utópicamente; deben ser erradicados de fondo; para traducirse en auténticas peticiones colectivas; que les garantice cuando menos a su comunidad:  drenaje, agua potable, obras hidráulicas, energía eléctrica y hoy día hasta su derecho a Internet.

     

Opinión , infraestructura