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Félix Hernández Nava: El arte del papel picado como legado de vida

Un artista en papel picado que lleva más de 24 años en el Callejón Artesanal de Atlixco, dio una entrevista en donde comparte un poco más su vida.

A sus 98 años, el profesor emérito Félix Hernández Nava se ha convertido en un referente del arte en papel picado, una tradición que ha cultivado con dedicación y esmero a lo largo de su vida. Originario de la mixteca poblana, Hernández encontró en el arte una vocación que, más allá de la creatividad, ha sido su terapia y pasión.

En la entrevista hecha para Hechos Atlixco, el maestro nos platicó un poco más a fondo de sus años de infancia, y cómo llegó a hacer su pasión: el papel picado.

Sus primeros años e incursión a la docencia

Desde sus días de infancia en un internado indígena en Teziutlán, Puebla, Félix Hernández demostró una voluntad incansable por aprender. A pesar de las adversidades, completó su educación primaria y después fue nombrado maestro rural, lo que marcaría el inicio de una carrera dedicada a la enseñanza y las artes.

El comenzó en el arte del papel picado como consecuencia de una beca obtenida tras destacar en un concurso de dibujo lineal. Durante tres meses, Hernández perfeccionó su técnica bajo la tutela del maestro chino Chao Lao Ming, cuyas enseñanzas dejaron una huella imborrable en su estilo.

Pies para que los quiero, si tengo mis manos para volar

Hoy, a pesar de que el maestro Félix enfrenta problemas de movilidad, debido a una fractura de fémur, sigue creando piezas únicas desde su hogar. Con manos firmes y una mente creativa, convierte materiales como papel, pasto y totomoxtle en auténticas obras de arte. “Para mí esto es terapia”, comenta el artesano, quien se muestra agradecido por el cariño que ha recibido de quienes admiran su labor.

A través de las famosas palabras dichas por la pintora mexicana Frida Kahlo “Pies para que los quiero, si tengo alas para volar” se le recordó al maestro todo el legado que nos ha dejado mediante sus obras. Porque Hernández no solo es un artesano, sino un ejemplo de perseverancia, sensibilidad y amor por la cultura popular mexicana.

Además de que su hijo continúa difundiendo este valioso arte en ferias y en el stand del callejón artesanal, que se puede encontrar todos los fines de semana, entre el Ayuntamiento y la Parroquia de Atlixco.

Sin duda, el arte del maestro emérito Félix, ha enriquecido la tradición del papel picado no solo en Atlixco, sino en todo México.